El 1 de abril, se celebra en Argentina el Día del Traductor Público. La profesión de Traductor Público se rige por la Ley 20.305 (texto de la Ley aquí: leer texto completo). Si bien ya existía el «Día Internacional del Traductor» era apropiado y justo celebrar la particularidad del Traductor Público con un día especial, siendo el único profesional autorizado por ley a dar fe de una traducción.
«El traductor público es un “fedatario”, es decir, que da fe de lo que traduce, ya que la misma idea de “traducción pública” contiene la idea de juramento: el traductor jura que la traducción realizada por él es, según su leal saber y entender, fiel a su original (es decir: fidedigna, fehaciente).» (Roberto Martín Paiva para el CTPCBA)
Gracias al trabajo de investigación e historia sobre los orígenes de la profesión realizado por las traductoras públicas María Cristina Magee y Mercedes Pereiro en su libro «Brisas de la historia», por consenso se estableció una fecha acorde con su significado. Magee y Pereira cuentan que fue el 1 de abril de 1897 cuando se reglamentó, por primera vez, la entrega de Diplomas Periciales para Contadores, Calígrafos y Traductores Públicos, mediante un decreto del Presidente de la Nación. Posteriormente, en el siglo XX se creó la carrera de Traductor Público a nivel universitario dependiendo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, que a mediados del siglo XX pasó a depender de la Facultad de Derecho.
El Taductor Público es una persona física con facultad reconocida por el Estado (Ley 20.305) que constituye el profesional idóneo para llevar del idioma nacional al extranjero y viceversa documentos con fidelidad y exactitud haciendo plena fe de su contenido.
¡Feliz día, Traductores Públicos!
