«Diésel» y «biodiésel»

Diésel y biodiésel se escriben con tilde en la primera e.

Sin embargo, en los medios de comunicación es frecuente ver estos sustantivos sin tilde: «La firma anunció que dejará de comercializar vehículos diesel de cuatro cilindros», «El mayor fabricante automovilístico del mundo dejará de vender automóviles con motor diesel TDI de cuatro cilindros en EE. UU.» o «Brasil vende 625 millones de litros de biodiesel para abastecer el mercado».

Tanto diésel como biodiésel son voces llanas terminadas en consonante distinta de n o s; por tanto, según señala la Ortografía académica, lo apropiado es escribirlas con tilde.

Al escribir y traducir utilicemos la ortografía con todo su potencial, aprovechando y disfrutando nuestro hermoso idioma.

Origen: «diésel» y «biodiésel», con tilde | Fundéu BBVA

Hasta los gráficos tienen acento extranjero | National Geographic

El contexto cultural todo lo influye y es el marco de interpretación para toda comunicación. Los traductores bien lo sabemos ya que al trabajar con textos debemos siempre conocer, entender y considerar el contexto de origen del texto y el de su destino, para interpretar y transmitir el mensaje correctamente. Sin embargo, la contextualización de los mensajes es también fundamental al momento de trabajar con la comunicación visual, imágenes, colores, símbolos, diseños.

El lenguaje no solo consta de palabras. Nos comunicamos visualmente también, pero incluso los símbolos visuales no son un lenguaje universal. Y así como un mismo gesto puede tener diferentes significados de una cultura a otra, la forma en que la información visual es utilizada en los gráficos puede tener diferentes significados dependiendo del contexto cultural.

El uso del color, la tipografía, la orientación de las imágenes, todo adquiere connotaciones particulares según el contexto cultual. En este artículo muy interesante de la revista National Geographic podemos apreciar varios ejemplos del uso que le dan diferentes culturas a los gráficos e imágenes.

Leer artículo National Geographic: Hasta los gráficos tienen acento extranjero

Desafíos ortográficos para el Traductor

La lengua es dinámica y se va modificando con sus hablantes. Según la RAE, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en la palabra «solo» y los pronombres demostrativos «este», «ese» y «aquel» (y sus formas plurales y femeninas), incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es ahora la de no tildar nunca estas palabras.

Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Para quien escribe también hay recursos como los sinónimos («solamente», «únicamente»), una buena puntuación, o la elección de un orden diferente de las palabras para otorgar claridad al texto.

Fueron muchos años de escribir con tilde, presentando textos inequívocos. Ahora el traductor y el lector deben prestar más atención frente a posibles confusiones. Podremos encontrarnos con cosas como «Solo intentó quedarse solo aquel día.», o «Este me gusta más más que este.».

Los traductores deben prestar especial atención al traducir desde o hacia el español, por el bien de la claridad y coherencia de los textos, utilizando todas las herramientas lingüisticas apropiadas para facilitar la comunicación.

RAE El adverbio solo y los pronombres demostrativos

Teclado
Teclado

 

From Caselaw, Cautionary Tales for Contract Drafters – Adams on Contract Drafting

Longtime readers will know that I have no time for the notion of “tested” contract language—instead of continuing to use confusing contract language because a court has had occasion to attribute meaning to it, I prefer to state meaning clearly.

So instead of relying on caselaw to tell me how to draft contracts, I find caselaw mostly useful for the lessons it offers on how not to draft contracts. I consider what contract language created the confusion that led to a given dispute, and I attempt to draw general lessons from it.

But in addition to caselaw in which the dysfunction is to be found in contract language, there’s also caselaw in which the court either contributes to the confusion or finds confusion where there isn’t any. Here are three posts I’ve published in recent days that discuss three such cases and the lesson to be drawn from each: (keep on reading by clicking the link)

From Caselaw, Cautionary Tales for Contract Drafters – Adams on Contract Drafting.

«Inglaterra», «Reino Unido» y «Gran Bretaña» no son lo mismo

Inglaterra, Reino Unido Gran Bretaña no son sinónimos: los tres nombres se refieren a entidades geográficas diferentes.

El nombre oficial de este país es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, aunque lo habitual es utilizar su forma corta: Reino Unido.

Gran Bretaña no es sinónimo de Reino Unido; Gran Bretaña está formada por Inglaterra, Escocia y el País de Gales, mientras que el Reino Unido comprende Gran Bretaña e Irlanda del Norte; no resulta aconsejable, pues, utilizar Inglaterra o Gran Bretaña para referirse al Reino Unido.

Sin embargo, en algunos medios se emplean indiscriminadamente estos términos para aludir al Reino Unido: «Elecciones en Inglaterra, las más inciertas de la historia», «Los disturbios del pasado agosto en Inglaterra fueron los peores que haya visto el país en las últimas décadas» o «La economía de Gran Bretaña, al borde de la recesión».

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¿Traductor bilingüe? No todo lo que reluce es oro

Los buenos traductores son auténticos escritores. Producen textos que venden, fáciles de leer y de comprender. Hablan bien los idiomas que traducen, pero eso no es lo más importante, sino su aptitud para trasladar la esencia del mensaje con la terminología y el estilo adecuados al idioma de destino. El bilingüismo es algo diferente. Hablar dos idiomas no presupone capacidad para trasladar un mensaje escrito. Además, es bastante habitual que las personas que se proclaman bilingües sobrevaloren su talento para comunicar.

  •  Ser bilingüe no supone automáticamente escribir bien, ni mucho menos ser un buen traductor.

La importancia del estilo en una traducción

Una compañía de seguros mandó a traducir sus pólizas a los profesores de inglés de su departamento de capacitación.
La redacción tenía tan poca precisión jurídica que la primera demanda que le interpusieron a la empresa de seguors implicó un gasto cinco veces mayor de lo que hubiera costado una traducción profesional.

La tentación de poner una traducción en manos de un conocido que sabe el idioma («es un genio, sabe mucho inglés…») o en un programa de traducción automática («total, si se entiende…») a veces es muy fuerte.

El resultado puede ser un texto ridículo, gracioso (en el mejor de los casos), que no logrará transmitir el mensaje del texto original. Quizá reciba una traducción comprensible, pero quien la lea será consciente de que no es un texto original, el idioma de partida creará interferencias en la comunicación. O las frases serán poco fluidas y habrá que leerlas dos veces para entenderlas. O carecerá de la precisión terminológica propia de su industria. 

«Si un documento va a hablar por su empresa, vale la pena invertir en una traducción profesional especializada.»

VERONICA MAGÁN LACA
TRADUCTORA PÚBLICA E INTÉRPRETE

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