El 30 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Traducción y los Traductores/as, hermosa profesión que construye puentes de comunicación y prosperidad. ¡Feliz día!

En vista de la relevancia mundial del sector de Oil & Gas, y considerando la situación de conflicto armado en Ucrania que afecta este y otros sectores, se advierte que las repercusiones en las cadenas de valor asociadas son inmediatas. Por esta razón conversamos con la traductora pública Verónica Magán Laca, especializada en traducciones para desarrollo industrial, sobre el rol esencial que desempeña la comunicación multilingüe para la industria y para el mundo en momentos críticos como el que se vive actualmente.
Nota con Verónica Magán Laca publicada en EconoJournal.com.ar.
¿Cómo ve la situación actual del sector oil and gas y qué rol juegan los servicios de comunicación?
La cadena de valor del petróleo y el gas es muy propensa a verse afectada por los acontecimientos internacionales. Tanto el precio de los combustibles, como el volumen de bienes y servicios asociados a su cadena de producción y comercialización, pueden tener variaciones marcadas cuando ocurren en el mundo hechos significativos como el conflicto de Rusia y Ucrania. Esto lógicamente afecta también al volumen de flujo de documentación y comunicaciones que se generan en la industria, por lo que los traductores acompañamos ese vaivén con nuestros servicios de comunicación. Así que el volumen de trabajo de los traductores especializados aumenta al mismo ritmo que aumenta el flujo de documentación que va generando el sector para adaptarse a esta situación tan crítica.
¿A qué se debe el gran volumen de traducciones que demanda el sector del petróleo y gas, y cuáles son los idiomas que más se traducen?
A partir del conflicto en Ucrania, se produjeron interrupciones de rutas comerciales y demoras en los transportes por las sanciones impuestas a Rusia, entonces todo eso genera un flujo de comunicaciones y documentación extra que necesita traducción rápida y precisa. Empresas de servicios de logística, autoridades aduaneras, gobiernos, fabricantes y clientes, todos buscan que las operaciones se desarrollen según los planes o bien que se adapten al nuevo escenario lo mejor posible, así que los traductores tenemos que acompañarlos con nuestro servicio de comunicación entre idiomas y culturas. En este momento, idiomas como ucraniano, polaco, ruso, inglés, francés y alemán, entre otros, están generando mucha información en temas como política, periodismo, derechos humanos, economía, planes de contingencia, y eso obviamente genera un flujo de traducciones hacia y entre otros idiomas como español, chino, italiano, árabe, etc.
Además, desde hace décadas vemos que la tecnología evoluciona cada vez a una velocidad mayor en la industria. Los nuevos desarrollos tecnológicos y científicos para el sector tienen su origen en distintas regiones del mundo y por lo tanto se generan en variados idiomas. Las organizaciones necesitan conocer, evaluar e implementar las nuevas tecnologías con la mayor velocidad posible, para no quedar atrás en lo que respecta a rentabilidad y eficiencia. Entonces es imprescindible contar con traducciones confiables, donde el idioma inglés está usualmente involucrado. Son traducciones especializadas, con alto contenido técnico y legal por las características propias de la industria, realizadas por traductores profesionales. La gran velocidad en el ritmo de modernización de la tecnología, implica la necesidad de replicar el mismo ritmo en la elaboración de las traducciones.
¿Cuáles son otras áreas que también demandan gran volumen de traducción ahora? (hacer click para leer la entrevista completa)
Fuente: Revista Econo Journal
Llegamos a otro 30 de septiembre y, este Mes de la Traducción 2021, tuvimos la oportunidad de asistir a un Conversatorio sobre Comercio Exterior y Pymes, donde hablamos sobre la Traducción de idiomas como herramienta de comunicación a la hora de internacionalizar las empresas. Fue un evento organizado por la Unión Industrial Quilmes, con el apoyo de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, en el marco del ciclo de capacitación continua.
En el Conversatorio contamos con la presencia de representantes pymes exportadoras de la Provincia de Buenos Aires que puntualizaron sobre la necesidad creciente de perfiles internacionales para sus empresas. Y desde VML Traducciones hicimos foco en la comunicación relevante en el plano internacional a partir del trabajo de los traductores especializados, que son quienes conocen cada ámbito particular y logran establecer una comunicación entre empresas de distintas culturas.
Así es que festejamos este Día Internacional de la Traducción intercambiando ideas sobre relevancia comercial y cultural de los traductores y traductoras para ayudar a las Pymes a relacionarse en el mercado internacional.
¡Feliz Día Internacional del Traductor!
EL CONTEXTO Y LA TRADUCCIÓN TÉCNICA
Las traducciones técnicas son las que se ocupan de manuales, catálogos, especificaciones, instrucciones, procedimientos y procesos, informes de fallas, diagramas, planos, entre otros. En general son documentos que están dirigidos a una industria en particular con un propósito determinado, para una audiencia calificada que por sus conocimientos, objetivos, incumbencia o experiencia, maneja vocabulario propio de una disciplina o área específica. Cada industria a su vez tiene su propia terminología y su jerga, que va a depender del contexto en el cual se elabora el texto original.
El CONTEXTO es justamente lo que hace toda la diferencia a la hora de traducir los contenidos técnicos. Para elaborar la traducción es imprescindible conocer la industria específica y el contexto de trabajo en ambos idiomas, de manera de traducir correctamente cada concepto con el sentido de las circunstancias en las que se elaboró el documento original, pero adaptado al público calificado que lo leerá en el idioma de destino. La traducción técnica debe ser impecable en cuanto a precisión y valor técnico en el entorno cultural de la audiencia experta de destino.
Se puede dimensionar fácilmente los problemas que podría acarrear una traducción técnica inexacta con el ejemplo de la retroexcavadora (en inglés backhoe). Este es un equipo más pequeño que la excavadora (en inglés excavator), ambos comparten muchas similitudes pero tienen diferencias que hacen que cada equipo sea más adecuado según el caso de un proyecto determinado. Al igual que el experto que lee en español, el experto que lee la traducción tiene que poder entender las características de cada equipo referido y las particularidades del proyecto para elegir correctamente la maquinaria para cada tarea. Si la traducción es confusa y habla por ejemplo de excavator al referirse a una retroexcavadora, el lector de inglés puede llevarse una sorpresa desagradable cuando vea que la excavator que contrató no gira 360 grados como las excavadoras que necesitaba, porque en realidad era una retroexcavadora que tiene una rotación menor del brazo, generalmente hasta unos 200 grados.
Autora: Verónica Magán Laca, Traductora Pública especializada para la industria.
Conversamos hoy con la Traductora Pública Verónica Magán Laca, que traduce para los sectores de energía, petróleo, gas, infraestructura, minería y química. Aprovechamos para indagar un poco sobre la participación de la traducción en los negocios de estos sectores, algo que no se menciona tanto.
¿Qué rol cumple la traducción en una industria?
Las distintas fases de las cadenas de abastecimiento de la industria se encuentran separadas, es decir, en distintas empresas y territorios. La traducción actúa como hilo conductor, acercando cada empresa y cada territorio entre sí, poniendo todos los elementos disponibles en los idiomas que utiliza cada participante de la cadena. El éxito de los proyectos depende del buen entendimiento y aporte de todas las partes, y me atrevo a decir que esto solo es posible gracias a las traducciones que están presentes a lo largo del desarrollo de cada producto y cada proyecto. Hoy se pueden utilizar recursos y fuentes desarrolladas en cualquier lugar del mundo gracias a la traducción.
La traducción participa en la cadena de valor de las industrias integrando todos los elementos de las distintas fuentes. Desde la etapa de planificación, financiación, investigación, pasando por la producción, comercialización, logística, marketing, etc., la traducción integra a todos los actores que intervienen en una industria haciendo accesibles los aportes de cada uno en distintos idiomas. La función de la traducción es poner los recursos globales a disposición de un proyecto específico.
¿Cómo funciona la traducción en la cadena de valor de un proyecto? [hacer click para leer la entrevista completa]
Fuente: Verne – El País
Si el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe, como afirma el sevillano Luis Cernuda en su poema, el futuro de la lengua es una pregunta cuya respuesta nadie sabe. Podemos hacer predicciones a partir de la frecuencia de uso que dan los hablantes a determinados rasgos, palabras o estructuras, pero en la historia de los idiomas comprobamos que grandes procesos de cambio lingüístico que parecían muy decantados se paralizaron sorprendentemente, y que otros, al contrario, se precipitaron y resolvieron en poco tiempo.
Si nos asomamos al mundo de las palabras, vemos que hay muchas que se han usado con vitalidad desde los orígenes del castellano: aunque el pan y el vino de la Edad Media no eran como los de hoy, con las palabras «pan» y «vino» el español fue haciendo un camino en el que cada hablante heredó estas voces de sus antecesores, las usó con frecuencia y las legó sin cambio, como en una carrera de relevos, a la generación siguiente.
Otras palabras, sin embargo, se nos perdieron en ese tránsito; algunas desaparecieron porque llegaron otras para reemplazarlas: por ejemplo, «pescudar» y «maguer» se apartaron a un lado y el relevo pasó a preguntar o aunque; otras palabras se quedaron en el camino porque nuestros antepasados dejaron de necesitarlas, como ocurre cuando un objeto deja de servir.
Pero el futuro de una palabra es una historia cuyo final tampoco existe, ya que, junto a los vocablos mantenidos vigorosamente en cabeza, están en la cola del pelotón varias palabras rezagadas que por su escasa frecuencia parece que no van a llegar a la meta, que no van a ser heredadas por la generación siguiente. Se emplean poco, parecen limitadas a un ámbito muy concreto como el de la lengua formal, nos suenan a otro tiempo… ¿Quién apostaría por su continuidad en el recorrido? Tal vez alguien que conociese la historia de «cuyo», el pronombre cuyo mañana es incierto.
La forma «cuyo» proviene del latín cuius-cuia-cuium, que pudo sentirse ya como un elemento arcaico en nuestra propia lengua madre; de ella la heredaron el portugués, el castellano y el sardo. En español se usa como relativo posesivo; es decir, indica pertenencia (posesión) y tiende un lazo (es un relativo, se relaciona) con un elemento previo (el antecedente) que señala al poseedor. Por ejemplo, en una frase como «Al programa vino un artista cuyo libro es un éxito», vemos que cuyo enlaza al poseedor, el artista, con lo que le pertenece, el libro.
«Cuyo» es una de esas palabras que no recibe los ánimos ni el impulso para sobrevivir en la carrera, pero que, pese a ello, resiste, llega y se traspasa a los nuevos hablantes. Empleada desde los orígenes del castellano, ha tenido constantemente un uso minoritario pero ininterrumpido en nuestra lengua; posiblemente hasta el siglo XVII fue algo más frecuente que en la actualidad (recordemos el «de cuyo nombre no quiero acordarme» cervantino), pero hoy se continúa diciendo «cuyo», sobre todo en la lengua más formal (por ejemplo, en giros como «en cuyo caso» o «por cuya razón») y se sigue incluyendo en los libros de español para extranjeros. «Cuyo» nunca ha sido usado en la conversación informal, pero la lengua escrita ha ido secularmente recogiendo el testigo de esta forma minoritaria. Solo hemos perdido un valor de cuyo: el interrogativo que significaba «de quién»; por ejemplo, “¿cúyo es?” como “¿de quién es?”, un sentido que en el siglo XX aún se rastreaba dialectalmente en Canarias y en países de América como Bolivia, Colombia o Ecuador.
«Cuyo» nació agonizando, «como un naipe cuya baraja se ha perdido» (como diría Cernuda), porque desde los propios orígenes del castellano tuvo un competidor muy preparado, que lo rebasaba constantemente: la combinación de que con su, en la que el primero es el relativo y el segundo el posesivo. La unión de «que» al posesivo «su» ha sido siempre más usada que el propio cuyo: muchas obras medievales no emplean jamás cuyo y sí que con su. Por ejemplo, en el propio Poema de mio Cid se dice “Maravilla es del Cid, que su honra crece tanto” y no “cuya honra”. Y los ejemplos con «que su» se multiplican hasta hoy. Si en el español elaborado sobrevive cuyo, en la lengua hablada el campeón es siempre «que su», por mucho que esta forma se considere poco aconsejable estilísticamente. De hecho, en los cursos de corrección estilística se llama “quesuismo” (fea palabra, sin duda) a esa unión de «que + su» y recomiendan que no digamos “Cernuda es un escritor que su abuelo era de origen francés” sino “un escritor cuyo abuelo era francés”.
Cuando pensamos en una lengua, tendemos a creer dos cosas erróneas: que lo hablado es inferior a lo escrito o, al contrario, que la lengua escrita es un remedo irreal de la lengua hablada. Y ambas ideas son falsas. En ese edificio de variedades que es una lengua, hay elementos que son muy comunes y casi exclusivos de la variedad más elaborada y formal, y otros que, en cambio, están limitados al español de la conversación. Pero ambos grupos conforman nuestra lengua, ambos grupos son (mitad y mitad, iguales en figura) la realidad del español. Por eso, donde habita el olvido de las palabras, de momento, no está cuyo, aunque lleve siglos como farolillo rojo de la competición lingüística para demostrarnos que las predicciones sobre la lengua son voces cuyos augurios no deberíamos oír sin escalofrío.
Dealing with the heavy machines and automation industry has its particularities, especially when it comes to breaking down the terms and conditions of each agreement, either when translating or drafting the documents. We often see terms such as «Lease» or «Rent», which in some contexts may have certain implications and, in others, they may carry significant subtleties. I have found a very helpful article on the Business Dictionary which delves into the similarities and differences of both words, transcribed below.
When purchasing something is not quite possible (or desired) the option for many individuals and companies comes down to leasing or renting. While both have similarities, getting access to an asset for a limited period, there are significant differences as well. This article will help you understand those differences when your decision to lease vs. rent comes up.
A lease is a contract to rent an asset, be it land, a building, or machinery, for a set period of time and for set payment terms. Leases often come with many conditions in terms of the allowed use of the asset and even required maintenance terms.
A typical lease is often long term, ranging from 1 year to as many as 10 or 20 years. Significant penalties can be incurred by either party, the lessor (owner of the asset) or the lessee (user of the asset), in the event that either party violates the lease.
It is also not uncommon for the asset to revert to the lessee at the end of the lease automatically or for what is termed a ‘bargain purchase option’ where the asset can be bought for significantly less than it is worth. This means that once the lease runs its course you have effectively bought the asset, though when considering the lease payments often for far more than it was actually worth.
From an accounting and tax perspective leases typically fall into two main categories, operating leases and capital leases. If the lease terms meet certain criteria the lease will be considered capital, including; 1) the value of the lease payments makes up most of the fair market value of the asset, 2) the life of the lease makes up most of the effective useful life of the asset, and 3) there is a bargain purchase option.
Capital leases require you to record the leased asset as a fixed asset on your financial statements and also record the lease obligation as a liability. Over time the value of the asset is amortized and the lease obligation decreases through payments made.
An operating lease has no such requirement and you can simply expense the lease payments each time they are made, for accounting and tax purposes.
Renting typically involves a shorter time period, often 1 year maximum, with the option to extend after the term at the discretion of both parties. Rentals are more suited to the temporary use of assets (land, buildings, or machinery) when the expectation is that it will not be needed long term. Rental contracts are generally far more casual than lease agreements, where a formal agreement with many terms will be drawn up.
Alternatively, if the cost of renting/leasing the asset is high it can be rented for a short period only when absolutely needed and then returned. Often this happens with construction work, where a very expensive piece of equipment (i.e. a crane) is needed for a relatively short time period but not afterwards. There’s no need to buy the asset or even lease it for several years, so a short rental period is appropriate.
Rental costs are always expensed on the income statement for both accounting and tax purposes.
The decision to lease vs. rent really depends on what you need. If the asset is integral to your business and you need it there all the time then leasing is your best option. The security and guarantee provided by a lease is important, and it ensures your business has what it needs. For short term periods where you don’t need an asset in your business year round then renting is likely a better option. Renting may cost more over that short term period but the total cost to you will be lower since you won’t have the asset for many years.
Other areas where rentals work out are in industries that are rapidly evolving technology wise. In some industries assets become outdated within 1 or 2 years, and a lease could leave you holding outdated assets for 5 or 10 year terms. Ultimately the decision to lease or rent depends on your needs and your industry.
Origin: Business Dictionary
By: Jeffrey Glen
DOI: https://doi.org/10.1016/S2214-109X(19)30176-7