Googlear ¿como verbo en español?

googlear v. tr. e intr.

Googlear es un verbo cuyo significado resulta bastante transparente: utilizar el motor de búsqueda Google para acceder a la información que se desea obtener a través de internet. Como se puede observar, está compuesto por el nombre propio del popular buscador Google, al que se adiciona el sufijo -ear, sufijo que en el español actual genera verbos derivados de sustantivos. De hecho, este mismo proceso acontece con el nombre de la red social Twitter, que ha dado lugar al verbo twittear.

Se documentan numerosos ejemplos de uso del verbo googlear tanto en España como en los diferentes países de América, y quizás se aprecia un empleo más frecuente en estos últimos frente a lo constatado en el español peninsular:

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  • ¿Queremos ir al cine? Tengo que googlear e ir contándoles las opciones por teléfono. [El Malpensante (Colombia), 1/03/2014]
  • En el corazón de Hallandale Beach, una ciudad ubicada a 30 kilómetros al norte de Miami Beach, muy cerquita del Mall Diplomat para el que quiere googlearlo, un atronador griterío en clave de gol retumbó en medio del vecindario. [Las Últimas Noticias (Chile), 12/06/2016]

Este neologismo está comenzando a ser utilizado en lugar del verbo buscar, probablemente por la importancia del sitio web, al que se accede casi por inercia para explorar todo tipo de asuntos. Y, además, como tal verbo se encuentra conjugado en todas las formas posibles del paradigma, desde usos como participio a formas imperativas:

  • Tuenti y Facebook, los más googleados. [Diario de Navarra (España), 2/12/2009]
  • Googleen ustedes mismos la frase entrecomillada: sin desperdicio. [La Vanguardia (España), 29/01/2013]

Nótese que googlear supone no solo buscar, sino que significa ‘entrar en Google para buscar determinada información’. De este modo, el verbo googlear aglutinaría en un solo vocablo una paráfrasis léxica más compleja y reflejaría el deseo de transmitir con mayor rapidez una idea mediante dicha síntesis:

  • Seguí googleando y en Wikipedia. [La Nación (Argentina), 7/05/2011]
  • Podemos fomentar experimentos de autogestión (Open Source Ecology, googleadlo) y fabricar aquí todo tipo de cosas (Impresión 3D), o generar toda una pequeña industria automovilística (Wikispeed). [La Verdad(España), 1/02/2013]

Cabe destacar una característica de este neologismo: aparece tanto en estructuras intransitivas —sin estar acompañado del objeto de búsqueda—, como en estructuras transitivas en las que sí aparece aquello que se googlea. En el primer caso, destaca la propia acción de buscar en Google con un matiz de acción repetida. Sin embargo, cuando actúa como transitivo pierde peso semántico, de modo que cobra relevancia aquello que se googlea, y no tanto el proceso de búsqueda recurrente a través del servidor. En concreto, estas últimas estructuras transitivas son las más frecuentes en el corpus de ejemplos. Muestra de los dos usos son las siguientes frases:

  • ¿Alcanza con googlear? [Clarín (Argentina), 7/09/2013]
  • Pacientemente, googleó todas las oficinas australianas de lightingdesign, identificó cuál era el foco de cada una y preparó un discurso de presentación para las que más le interesaban. [Las Últimas Noticias(Chile), 31/08/2015]

El verbo googlear se documenta por primera vez en el corpus OBNEO en 2003, y su empleo recurrente y consolidación ha dado lugar incluso a formas compositivas neológicas como googleadicto:

  • Me estaba convirtiendo en un googleadicto y hasta fantaseaba la posibilidad de verlo transformado en todo un verbo castellano: googlear(¿guglear?) como antaño hicimos con zapear. [El País (España), 25/05/2003]

Googlear no se registra en ninguno de los diccionarios consultados (DEA, Clave, DRAE23). No obstante, la Fundación del Español Urgente (FundéuBBVA) recoge en una de sus consultas que estamos ante una palabra muy frecuente en el ámbito de la computación, cuyo uso es muy elevado en la actualidad, e incluso se avanza una hipotética forma (guglear) si se produjese su adaptación al léxico del español.

Siguiendo esta línea, recientemente se ha documentado en inglés el verbo google en el Oxford English Dictionary, lo que supone su reconocimiento como una palabra que debe incorporarse a los diccionarios. Por el contrario, ni Le Grand Robert ni el Dizionario Hoepli della lingua italiana lo registran todavía. Así, parece que las lenguas de origen más próximo al español aún presentan reticencias al respecto.

En cualquier caso, si este neologismo acaba atravesando las barreras y pasa a formar parte de las palabras que ocupan un espacio en las páginas de nuestros diccionarios, solo se podrá comprobar con la óptica del paso del tiempo. A este respecto, no podemos olvidar que en los tiempos actuales la tecnología avanza a pasos agigantados, de modo que no resultaría extraño que otro buscador nuevo surgiese y desplazase a Google como el más utilizado, de modo que googlear terminaría convirtiéndose en un verbo que entraría en desuso. Tengamos en cuenta, además, que la base del verbo es el nombre propio del sitio web, de modo que no sería extraño que el nuevo espacio diera nombre a un nuevo verbo. Al fin y al cabo, la lengua se adapta constantemente a los tiempos e internet es, sin duda, quien marca el camino en casos como el que aquí hemos abordado.

Víctor Ferrer Claramonte
Grupo de Neología
Universitat de València (España)

Origen: CVC. Googlear|Martes Neológico

A la medida humana | Laboratorio del Lenguaje

Estamos demasiado acostumbrados a utilizar como forma de medir, y de expresar las medidas, el sistema métrico decimal y no nos damos cuenta de que éste, con su definición del metro como “la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre” o sus actualizaciones para hacerlo más tangible en forma de “barra de platino iridiado” o de longitud de onda de un cierto elemento químico o de espacio recorrido por la luz en el vacío en un determinado tiempo, son todas ellas como quien dice de ayer mismo. El hombre ha necesitado siempre representar los tamaños y ha buscado para hacerlo medidas más al alcance de la vista y, sobre todo, a escala humana, fácilmente comparables con los de alguna parte de su propio cuerpo aunque éstas difieran notablemente de unos individuos a otros. Así surgieron el pie, el paso, la milla o mil pasos, la braza que correspondía a la distancia de punta a punta entre los dedos medios con los brazos extendidos, la yarda inglesa equivalente a la distancia desde la punta de la nariz hasta la punta del dedo medio con el brazo extendido, el codo, la pulgada, el palmo o el jeme. Esta última unidad, el jeme, de nombre quizá desconocido para muchos de los hablantes, es, sin embargo, una de las más utilizadas en la práctica del día a día cuando queremos expresar tamaños reducidos: es la distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible; hagamos memoria y confirmaremos cuantas veces hacemos ese sencillo gesto con la mano.

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Otras medidas hubieron de ser inventadas para longitudes mayores aunque siempre referidas a las antropométricas: la vara, la legua…  También éstas variaban de un lugar a otro e incluso en el mismo sitio según la época considerada. En muchos pueblos españoles, en los espacios donde se instalaban los mercados y ferias, podemos todavía encontrar grabada en algún muro la medida oficial de la vara para ese reino o esa comarca. La legua, el camino que un hombre a pie o en cabalgadura podía recorrer en una hora, marca aún en nuestra geografía la distancia entre muchas poblaciones que son o fueron importantes; curiosamente esa distancia se aproxima mucho a las siete leguas, unos cuarenta kilómetros actuales, que en el célebre cuento infantil de Pulgarcito (original de Perrault) era lo que el maravilloso calzado permitía al ogro caminar de una sola zancada.

José Ignacio de Arana

Origen: A la medida humana | Laboratorio del Lenguaje

Homenaje al Dr. Favaloro con traducción

El Dr. René G. Favaloro, médico argentino, fue el responsable de estandarizar y sistematizar la técnica de baipás aortocoronario (o cirugía de revascularización miocárdica) en la década de 1960. Poco tiempo después esta cirugía se convirtiría en una de las más practicadas en todo el mundo, ya que brindó la posibilidad a miles de pacientes con enfermedad coronaria (aterosclerosis) de prolongar la vida y mejorar su calidad.

El 9 de mayo de 2017 se cumplen 50 años desde la primera cirugía que implementó este procedimiento. El 9 de mayo de 1967, una mujer de 51 años se convirtió en la primera paciente de la historia en someterse a un baipás aortocoronario. Al frente de esta cirugía pionera que se realizó en la Cleveland Clinic de Ohio, Estados Unidos, estaba un argentino: el cardiocirujano René Favaloro. Cincuenta años más tarde, la técnica que revolucionó la cardiología mundial y salvó millones de vidas sigue vigente: sólo en la Fundación Favaloro (FF) se hicieron más de 13 mil baiáses en 25 años.

El término baipás es la forma adaptada al español de by-passbypass, y así aparece recogido en la vigesimotercera edición del Diccionario académico.

Baipás, plural baipases, es el resultado de la adaptación al castellano del inglés bypass, que significa, en el ámbito médico, ‘conducto alternativo por el que, mediante una operación quirúrgica, se desvía toda la corriente sanguínea o parte de ella para facilitar la circulación’.

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Fuentes: Fundación FavalorofundeuBBVA y Diario Perfil

¿Newsletter o Boletín?

El término boletín es preferible al anglicismo newsletter para aludir en español a la ‘publicación destinada a tratar asuntos científicos, artísticos, históricos o literarios, generalmente publicada por alguna corporación’, de acuerdo con la definición dada por el Diccionario académico.

En los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «Suscríbete a nuestra newsletter», «La newsletter es un excelente medio para fidelizar a tus clientes» o «Rellena el formulario y recibe cada mes la newsletter».

En el diccionario Clave se remite al término boletín como traducción de newsletter. También existen, en función del contexto, otras alternativas más específicas como boletín informativo, boletín electrónico boletín digital.

Más información en la fuente: Fundéu BBVA – Fundación del español urgente

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¿Cuánto es un billón? / How much is a billion?

La utilización en inglés del término billion siempre suscita dudas de traducción, pero también las suscita para los propios hablantes nativos de ese idioma. Y esto se debe a que la palabra billion puede tener distinto significado según se use en EEUU o en el Reino Unido, o incluso según el contexto.

Según la Real Academia Española, en español:

billón

Del fr. billion, de bi- ‘bi-‘ y la t. de million ‘millón’.

1. m. Un millón de millones, que se expresa por la unidad seguida de doce ceros.

2. m. EE. UU. Mil millones, que se expresa por la unidad seguida de nueve ceros.

Es decir que en el Reino Unido un billón es=1.000.000.000.000

Y en EEUU un billón es=1.000.000.000

Merriam Webster lo corrobora en la siguiente tabla:

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Y para aclarar el asunto nos ilustra con la siguiente crónica sobre los orígenes del billón:

Did You Know?

How much is a billion? It might depend who you ask. Billion was borrowed from French in the late 1600s to indicate the number one million raised to the power of two, or a million million – a number represented by a one followed by 12 zeros. However, the French later changed their naming conventions so that a billion became a thousand million (a one followed by nine zeros) and a trillion became a thousand thousand million (or a million million, the old billion). The French have since returned to the older system, but it was this new system that was adopted by American English speakers in the 1800s. In Britain the newer system has seen increasing use since the 1950s, but the older sense is still sometimes used there as well.

 

Sonidos humanos para transmitir emociones

Los sonidos humanos transmiten las emociones con mayor claridad y rapidez que las palabras

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Tan solo una décima de segundo es lo que le toma a nuestro cerebro comenzar a reconocer las emociones que se transmiten mediante vocalizaciones. No importa que los sonidos no verbales sean gruñidos de furia, risa de felicidad o llanto de tristeza. Lo que es aún más importante, los investigadores también han descubierto que prestamos más atención cuando una emoción (como por ejemplo felicidad, tristeza o enojo) se expresa mediante vocalizaciones que cuando la misma emoción se expresa en palabras.

Los sonidos humanos transmiten las emociones con mayor claridad y rapidez que las palabras. El cerebro usa sistemas/estructuras “más viejas” para procesar preferencialmente las emociones que se expresan mediante vocalizaciones.

Los investigadores consideran que la velocidad con la que el cerebro “etiqueta” estas vocalizaciones y la preferencia que les otorga a las mismas comparadas con el lenguaje se debe al rol potencialmente crucial que ha jugado la decodificación de sonidos vocales para la supervivencia humana.

 

Human sounds convey emotions clearer and faster than words

It takes just one-tenth of a second for our brains to begin to recognize emotions conveyed by vocalizations. It doesn’t matter whether the non-verbal sounds are growls of anger, the laughter of happiness or cries of sadness. More importantly, the researchers have also discovered that we pay more attention when an emotion (such as happiness, sadness or anger) is expressed through vocalizations than we do when the same emotion is expressed in speech.

Human sounds convey emotions clearer and faster than words. Brain uses «older» systems/structures to preferentially process emotion expressed through vocalizations.

The researchers believe that the speed with which the brain ‘tags’ these vocalizations and the preference given to them compared to language, is due to the potentially crucial role that decoding vocal sounds has played in human survival.

Link al estudio completo/Link to full story (Science Daily/McGill University): Science Daily/McGill University

Modernizando la terminología financiera: «bróker», hispanización de «broker»

brokerYa no precisamos empeñamos en utilizar los términos en inglés originales, porque nuestro cumplidor idioma español ya posee sus propias versiones. El término «broker» ahora tiene su adaptación al español como «bróker» (en plural «brókeres»). Aunque en español ya existen expresiones de sentido equivalente, como agente o intermediario financierocorredor de seguros o de bolsa, la RAE ha incorporado ya la adaptación de este anglicismo. 

En los medios de comunicación se encuentran frases en las que aparece este término en inglés: «Conviene analizar qué tipo de brokers nos encontramos en el mercado», «La broker centenaria de Wall Street desvela los secretos de su éxito» o «Trabajar como broker es una de las salidas profesionales más atractivas para muchos jóvenes».

Sin embargo en español es preferible utilizar nuestro propio vocabulario incorporando ahora nuestras versiones «bróker» y «brókeres».

 

 
Fuente: «bróker», hispanización de «broker» | Fundéu BBVA.

«Inglaterra», «Reino Unido» y «Gran Bretaña» no son lo mismo

Inglaterra, Reino Unido Gran Bretaña no son sinónimos: los tres nombres se refieren a entidades geográficas diferentes.

El nombre oficial de este país es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, aunque lo habitual es utilizar su forma corta: Reino Unido.

Gran Bretaña no es sinónimo de Reino Unido; Gran Bretaña está formada por Inglaterra, Escocia y el País de Gales, mientras que el Reino Unido comprende Gran Bretaña e Irlanda del Norte; no resulta aconsejable, pues, utilizar Inglaterra o Gran Bretaña para referirse al Reino Unido.

Sin embargo, en algunos medios se emplean indiscriminadamente estos términos para aludir al Reino Unido: «Elecciones en Inglaterra, las más inciertas de la historia», «Los disturbios del pasado agosto en Inglaterra fueron los peores que haya visto el país en las últimas décadas» o «La economía de Gran Bretaña, al borde de la recesión».

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El «bonus» de fin de año no es igual que un «bono»

Parece haberse generalizado entre nosotros la mala costumbre de llamar con el nombre de«bono» a la cantidad de dinero, o su equivalente en especie, que con carácter extraordinario un empleador entrega a un trabajador, generalmente con ocasión de alguna festividad o como recompensa a su buen desempeño, y que se suma al salario habitual.

Si nos fijamos en el Diccionario, veremos que la palabra «bono», en tanto sustantivo, solo sirve para designar a alguna de las siguiente cosas:
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