The true meaning of leaving no one behind [The Lancet]

Sometimes it is important to go back to basics. For human interaction, one of the basics is language, the system of communication that, when applied at its best, allows us to understand each other, share, cooperate, and pull each other towards a better place. When on a collective journey towards a common objective such as the Sustainable Development Goals, with a rallying cry of “leaving no one behind” and a central aim of “reaching the furthest behind first”, this system of communication is fundamental to move beyond just the rhetorical: to be truly reached, the furthest one behind will need to understand what she is being told, and most likely, that exchange will have to be done in her own language. That principle should apply to all aspects of development, including global health.
With roughly 7000 living languages in the world, miscommunication is inevitable, but there are times and places when particular care should be taken to ensure that the message is clear and fully understood. Take the highly volatile situation of Ebola in eastern Democratic Republic of the Congo (DRC) for instance. Since the outbreak was declared in August 2018, there have been over 1000 confirmed and probable cases in North Kivu and Ituri provinces. Because the trauma of conflict has compounded the impact of the outbreak on the population, community engagement and ownership of the response are particularly important in the DRC. Last month, Translators without Borders released the results of a rapid studyevaluating the effectiveness of risk communication materials on Ebola used in North Kivu. The results are striking: they show that materials used for the response—posters, brochures, and consent forms for the Ebola vaccine, some in French, some in standard or local Congolese Swahili—are not fully understood. Basic vocabulary in French related to Ebola was not recognised in focus groups and half of the participants misinterpreted a poster inviting the sick to present to the nearest health centre as the complete opposite, that they would not be welcome there. Consent forms used for the Ebola vaccine were also generally misunderstood, as they contained words in standard Swahili, French, and English that were not known to the participants, raising further ethical issues. This study presents the epitome of where and when the basics of language should be better applied to reach “the furthest behind” in global health.
Global health research in general should concern itself with language. As in most scientific fields, English is established as the dominant tongue. Some will rightfully argue that researchers need a lingua franca, a common language in which to communicate, but English is not strictly that: for some (indeed, a minority) it is their mother tongue, but for the rest it is a second language, one that can be mastered at varying levels of fluency, or not mastered at all. That clearly implies that when it comes to the handiwork of research—the searching for funds, the publishing, the reading, the presenting—not everyone is on the same plane, and some are left behind. A Comment published this week presents the reflections and ideas of a group of francophone researchers during a workshop at the Africa Health Agenda International Conference (AHAIC) in Kigali, Rwanda, last month on this very issue. Our readers will appreciate that we could not in good conscience publish this Comment in any language other than French, and will, we hope, take the extra step of accessing the English translation in the supplementary material if needed. The main message is that linguistic isolation and the barriers it creates are real and deeply ingrained, but also that there is a way forward. The solutions will require more consideration of the needs of different linguistic groups, the creation of support networks, and more linguistic collaboration in general. One initiative that fits neatly within these criteria is the Science and Language Mobility Scheme Africa, led by the African Academy of Sciences in partnership with the Wellcome Trust and Institut Pasteur. This brand-new programme funds research done by anglophone, francophone, and maybe soon lusophone researchers in language regions other than their own, in order to strengthen scientific collaboration while building language skills and improving cultural understanding between researchers from different linguistic backgrounds.
Such efforts are to be applauded. Leaving no one behind will require more than glancing back from a position of linguistic power and hoping everyone follows. It will require everyone, journals included, to reach out to the other and find concrete solutions to this most basic dilemma.
Source: Article Info The Lancet

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DOI: https://doi.org/10.1016/S2214-109X(19)30176-7

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El Renacimiento y la traducción

La Antigüedad había sido la infancia de la Traducción: las primeras traducciones del griego al latín (Cicerón, Livio, Terencio, etc.) fueron los primeros pasos, los primeros balbuceos de una actividad que había tenido en las altas culturas una gestación larga y dificultosa que, como en el caso de los seres vivos, teniendo historia, no cuenta prácticamente en el currículo vital de los individuos. El Medievo había sido la adolescencia, plena de proyectos vitales que dieron la base para el ulterior desarrollo cultural del mundo eurocéntrico: Bagdad y Toledo fueron intentos de sentar una personalidad comunicativa entre las diversas épocas y naciones de la sociedad humana.

Pues bien, en el Renacimiento inciden sobre la traducción una serie de hechos sociales, políticos y civilizatorios que la convierten en un factor cultural de gran relevancia en la vida pública. En efecto, a partir del humanismo, la traducción empieza a contar en la vida pública de las naciones hasta convertirse en una cuestión de estado, política. En cuanto tal y en la medida en que no se adapta a las exigencias del poder, se convierte en una actividad peligrosa.

La pérdida de contacto con las lenguas de la Antigüedad obliga al hombre cultivado a leer los clásicos en su lengua vernácula. A ello ayuda el arte de la impresión del libro que, interpretado como hecho económico, es decir, editorial, será factor determinante en la dinamización cultural y social de la traducción. Esta industria incipiente no puede surtirse o sobrevivir de la producción de textos en lengua vernácula y por eso acude a la traducción. Gracias a esto, el humanismo es, sobre todo, un acto de traducción.

La traducción en los siglos XV y XVI forma parte nuclear de la historia de la literatura. Tanto las traducciones del griego al latín y de éste y del griego a las lenguas vernáculas (Láscaris, Seyssel, Amyot), como los primeros intercambios literarios entre estas últimas, constituyen el primer empuje hacia una concepción moderna y universal (en tiempo y espacio) de la cultura. La actividad de un Láscaris en Italia, de Cartagena en España, de Amyot en Francia, de Nicolás de Wyle (con sus peculiares Translationes/Translatze o Tütschungen) en Alemania o la traducción de la Biblia en Inglaterra son hechos definitivos en el comportamiento cultural de estos países, al imponer nuevas corrientes estéticas y promover el abandono de la visión teocéntrica o someter ésta al libre examen. Si el Renacimiento fue la resurrección de la Antigüedad, fue la traducción la que le insufló nueva vida a sus despojos.

¡Larga vida a la traducción, puente entre culturas y tiempos!

En la actualidad, aquí y ahora, la traducción multilingüe contribuye a desarrollar el pleno potencial de cada sociedad enriqueciéndose y retroalimentando las producciones culturales, científicas y políticas de todas partes del mundo.

¿Deseas comunicar sus textos en inglés, español, italiano o portugués? Chatea para solicitar un presupuesto para traducir tu material:

Fuente: APUNTES SOCIOCULTURALES DE HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN: DEL RENACIMIENTO A NUESTROS DÍAS

Depende del contexto

Realizar una traducción requiere de múltiples habilidades y procesos que se combinan para lograr el resultado de una actividad compleja. No alcanza con saber dos idiomas a la perfección, ni mucho menos. Entre las variables que se manejan al traducir, una de las más importantes es el contexto.

Dentro de cualquier sistema simbólico el contexto contiene más información que la palabra de que trate. Esto quiere decir que en cualquier sistema simbólico la función del contexto es maximizada y la función de los términos específicos es minimizada.

Vamos a ver un ejemplo:

La función de los contextos verbales es aún más evidente en los diferentes usos del verbo run en inglés, por ejemplo, the man ran fast, the crab ran up the beach, the snake ran across the lawn, his heart is running, the bus runs between Madrid and Barcelona, the line ran off the page, the play ran for three weeks, the car is running, he is running for mayor of town, her stocking is running, the well ran dry.

La manera tradicional de hablar de tales diferencias de sentido es: — asignar una serie de significaciones a una palabra como run y después remitirse a los contextos para indicar el significado correcto, o — escoger un sentido llamado básico o prototípico, a partir del cual los otros significados pueden ser analizados o derivados como diferentes tipos de «extensiones». Es fácil formular un sentido básico (o prototípico) de run como «un movimiento rápido en el espacio por medio de las piernas de tal manera que en momentos sucesivos ningún pie toca el suelo». Pero tal definición no resuelve los problemas de significación. Por lo general, los anglófonos reconocen que en la frase relativa a una víbora que «run» sobre el césped hay algo claramente relacionado con el concepto de run en relación con las personas, aunque la víbora no tiene piernas y su cuerpo está continuamente en contacto con el suelo. En cada contexto de run en los párrafos anteriores hay una variedad de conceptos relacionados con el movimiento en el espacio, las extensiones en el espacio y en el tiempo, un proceso electoral, cuando se escapa un punto de una media, y un cambio de estado. En todos los casos el sentido depende de una combinación de los elementos focales y de los contextos determinantes. La palabra run no posee todos estos sentidos, porque los sentidos son las combinaciones del verbo run con distintos contextos.

Para determinar los sentidos de símbolos verbales, el énfasis debe ponerse en la combinación del elemento focal y en el contexto, y no en las palabras aisladas. Por eso, la lexicografía debe moverse desde el nivel atómico de las palabras aisladas hasta el nivel molecular de símbolos verbales en combinaciones.

De esta manera se analizan los sentidos por medio de contextos. Para realizar una buena traducción es imprescindible entender el contexto y todo lo que ello implica, para otorgarle a cada palabra el sentido adecuado al caso. El conocimiento que un traductor tenga sobre el tema determinará entre otras cosas el éxito al saber interpretar el texto en su contexto.

Fuente: http://cvc.cervantes.es/lengua/hieronymus/pdf/04_05/04_05_055.pdf

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El lado oneroso de los errores de traducción

 

 

El humor suele estar presente cuando hablamos de errores de traducción, desde absurdos carteles que confunden en vez de informar, hasta bizarros menús de restaurantes que nos hacen pensar dos veces antes de probar una comida. Después del humor, lo que sigue en relación al tema es la vergüenza, el desprestigio que sufre la empresa que se presenta ante el mundo con un texto incoherente y pobre. Pero hay otro costado menos gracioso y mucho más serio de los errores de traducción, y es cuando ponen en jaque la responsabilidad, la solidez y el patrimonio de una empresa.

Los errores de traducción no solo causan problemas por las inexactitudes fácticas que un texto pueda contener, o las elecciones de estilo poco felices que denotan de inmediato que un texto es una mala traducción. La sola presencia de errores puede dar lugar a reclamos, litigios y una variedad de zonas grises que pueden resultar en importantes costos económicos y legales para una empresa, como por ejemplo honorarios de abogados, honorarios de traductores adicionales, rectificaciones públicas, descargos, reediciones de documentación corporativa, problemas financieros, etc.

Uno de los casos económicamente más costosos fue el que sufrió el banco estadounidense Continental Illinois. Este banco era en 1981, con 70 años de historia, la mayor entidad financiera de los EE.UU., proporcionando líneas de crédito para los pujantes sectores industriales y comerciales. Se decía que era uno de los pocos “too big to fall” [“demasiado grande para caer”]. A pesar de su grandeza, comenzó a atravesar dificultades en 1982 a partir de ciertos movimientos demasiado arriesgados y se inauguró un período de sucesivas asociaciones y salvatajes para mantener a flote el Continental Illinois y la gran cantidad de negocios que dependían de él.  En ese contexto, el banco naturalmente se volvió sensible a todo tipo de conjeturas e ideas que pudieran llegar a influir en el imaginario de los mercados. En 1994 el Commodity News Service emitió un informe en el que barajaba la posibilidad de que un banco japonés pudiera absorber al Continental Illinois, a partir de rumores que habían circulado al respecto. El traductor japonés tradujo «rumours» [“rumores”] como «disclosure» [“divulgación”], y esta información se dispersó exponencialmente, provocando una fuga masiva de los depósitos.

Originalmente el informe hablaba de una “posibilidad” de absorción, pero la traducción modificó totalmente el asunto, convirtiéndolo en una “certeza”. Por lo tanto el mercado interpretó que el Continental Illinois estaba a punto de quebrar, y los depositantes se apuraron a retirar sus valores antes de que fuera demasiado tarde, desfinanciando a la institución y dejándola realmente al borde de la quiebra. Aunque el Office of the Comptroller of the Currency emitió un informe desmintiendo el rumor, ya era demasiado tarde. La FED tuvo que inyectarle más de 8 mil millones de dólares para intentar restaurar la confianza de los inversores en el Continental Illinois, y aún así nunca pudo sobreponerse a este golpe. De esta forma el error de traducción se convirtió en una suerte de profesía autocumplida. El banco terminó siendo adquirido por Bank of America ese mismo año, y los gastos del Gobierno de los EE.UU. en un intento por salvar al banco fueron tan exorbitantes como inútiles.

Este caso está explicado en detalle en el libro Understanding International Bank Risk de Andrew Fight, y en Caveat Translator: Understanding the Legal Consequences of Errors in Professional Translation, ambos en inglés.

 

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UE: Traducción gratis en reclamos por compras on line

Al realizar compras on line se atraviesan fronteras sin pensarlo si quiera, los productos se ofrecen al alcance de la mano cuando en realidad para recibirlos a veces deben viajar miles de kilómetros. Los sitios de comercio electrónico deben invertir cada vez más en traducir sus páginas web para que sus ofertas lleguen a más potenciales consumidores. Esto presenta primero un desafío inicial, el de la traducción de los sitios web. Pero luego de efectuada y concretada la compra, si aparece una diferencia en el producto, si el comprador está disconforme con el servicio, si el envío no llega como se esperaba… ¿cómo se procede, si el producto que compramos vino desde otra parte del mundo? ¿cómo reclamamos en otro idioma? ¿cómo se entienden un consumidor y un proveedor que hablan distinta lengua? Y sobre todo ¿quién lo paga?

Illustration of an European Union long shadow flag with a shopping cartLa Comisión de la Unión Europea ha puesto en marcha un servicio on line de resolución de disputas para consumidores que sufrieron problemas con sus compras en internet. El servicio es gratuito, funciona a través de la página Resolución de Litigios en Línea y opera en todos los idiomas de los países de la UE. Para operar inicialmente desde la página, emplea un software de traducción basado en estadísticas, pero luego ofrece la posibilidad, una vez avanzado el reclamo, de solicitar la traducción por un traductor profesional. El costo de dicha traducción es totalmente gratis para el consumidor, queda a cargo de la Comisión, quien lo gestiona a través de su Centro de Traducción.

Hoy en día son 24 las lenguas oficiales de la UE: alemán, búlgaro, checo, croata, danés, eslovaco, esloveno, español, estonio, finés, francés, griego, húngaro, inglés, irlandés, italiano, letón, lituano, maltés, neerlandés, polaco, portugués, rumano y sueco. Además, hay alrededor de 60 lenguas regionales. Esta diversidad lingüística es un gran desafío para las relaciones comerciales y jurídicas. Específicamente en relación a las disputas que se originan en problemas de compras por internet, este nuevo servicio de resolución con traducción es un gran avance que protege los derechos de los consumidores de la UE.

 

 

 

 

El español y su vocación internacional

se-habla-spToda lengua cumple una triple función desde la perspectiva económica: como materia prima o insumo esencial de bienes que se producen o servicios que se prestan; como medio de comunicación compartido que agiliza la negociación entre las partes contratantes, propiciando entornos de afinidad en los mercados; como seña de identidad colectiva, expresión de lazos intangibles y simbólicos que nutren el capital social de una comunidad y que también aproximan las relaciones económicas. Funciones que obviamente se potencian para las lenguas de comunicación internacional —el español, entre ellas— en un mundo que hoy globaliza la producción y los intercambios económicos, que hace más permeables muchas fronteras para el desplazamiento de personas y en una época que contempla el incesante despliegue de la sociedad del conocimiento, donde es crucial lo que se sabe, pero sobre todo cómo se transmite lo que se sabe.

En este escenario, el español comparece habiendo superado tres pruebas no fáciles, y las tres con nota sobresaliente: el paso del tiempo, las barreras de la geografía y el desafío de la unidad.

De lo primero —el paso del tiempo—, además de su condición de lengua ya milenaria, da buena cuenta el ininterrumpido crecimiento del número de sus hablantes —en torno a 550 según los más recientes recuentos del Instituto Cervantes— y también los excelentes resultados de un ambicioso programa de normativización a escala panhispánica, con ortografía, gramática y diccionario comunes, un logro formidable para una lengua con vocación internacional. Se trata de un hecho de índole estrictamente lingüística —homogeneidad que hace más atractivo el aprendizaje y facilita la comunicatividad, esto es, el entendimiento mutuo—, pero con efectos positivos sobre la expansión, la utilidad y, en definitiva, la economía del español en tanto que lengua de comunicación internacional. Solo el español, entre las grandes lenguas internacionales y merced a ese esfuerzo compartido de homogeneización, dispone de ortografía, gramática y diccionario comunes, es decir, de los tres códigos fundamentales de toda lengua culta. La posición aventajada que ello proporciona al español en su condición de lengua internacional es innegable: no se olvide que el lenguaje matemático, el más normativizado, es también el más universal.

El panorama que ofrece la geografía es también reconfortante. Lengua con significativa presencia en varios continentes desde temprana hora, el español mantiene hoy su condición de lengua propia a ambos lados del Atlántico, ampliando a la vez las respectivas fronteras. En América la tradicional alta concentración de hispanohablantes en los países con mayor impronta española —lengua geográficamente «compacta»— tiende a disminuir, dado el doble y simultáneo empuje del español hacia el norte, abriéndose paso como lengua materna, y también extranjera, en Estados Unidos (52 millones son ya los hispanos ahí según el Censo de 2011), y hacia el sur, al penetrar con firmeza en Brasil: “el español hará realidad el sueño imposible de Bolívar de unir a toda América” (Lago, 2011). En Europa, por su parte, es gradual el ascenso del español a la posición de segunda lengua de enseñanza, tras el inglés, desplazando al francés y al alemán en buena parte del continente. Por lo demás, el español no está mal posicionado ante el perceptible desplazamiento del centro de riqueza y poder planetario hacia el otro gran océano, el Pacífico: son grandes países hispanohablantes en la ribera de ese océano (México, Colombia, Perú y Chile) los que hoy presentan mejores ejecutorias económicas y mayores expectativas de crecimiento a medio y largo plazo, siendo los principales beneficiados del espectacular crecimiento del comercio bilateral entre China y América Latina durante la última década. Exitosa ha sido, en fin, la apuesta a favor de la unidad —que no es uniformidad—, evitando la fragmentación, como ocurrió en su día con el latín al escindirse en un nutrido ramillete de lenguas romance. Hoy, la lengua española no solo está menos dialectizada que el inglés y el francés, o que el chino y el hindi, sino que también presenta un alto grado de cohesión interna, pudiéndose subrayar la «unitaria pluralidad» del español merced al planteamiento panhispánico de la norma de corrección, no dictada desde España sino policéntrica.

En resumen, las credenciales actuales del español son estimulantes: es la segunda lengua de comunicación internacional, tras el inglés, siendo también la segunda lengua adquirida en los países de lengua no inglesa. Es, a la vez, la tercera lengua con más presencia en internet (por detrás del inglés y del chino mandarín), si bien ocupa la segunda plaza en la red tanto por número de usuarios como por páginas web, tanto en facebook como en twitter. Lengua plurinacional y multiétnica, el español reúne además importantes atributos —cohesión, limpieza y una ortografía casi fonológica—, que, al facilitar su aprendizaje y potenciar su funcionalidad, le hacen especialmente apto como idioma vehicular. Es, sin exageración, “la otra” lengua internacional de alfabeto latino, “la otra” lengua de Occidente: si el inglés es la lengua sajona universalizada, el español es la lengua románica universalizable. No una alternativa a aquélla, auténtica lingua franca universal de nuestro tiempo, pero sí su posible mejor complemento: la second global language, acompañante de la first one, ha sentenciado López García (2011), rindiendo el correspondiente tributo.

Citado de: «Lengua, Empresa y Mercado ¿ha ayudado el español a la internacionalización?»de los autores José Luis García Delgado, José Antonio Alonso y Juan Carlos Jiménez.

Traducción versus Interpretación ¿cuál es la diferencia?

Traducción o interpretación: ¿cuál es la diferencia?

El intérprete habla, el traductor escribe.

Si estás trabajando con documentos escritos, necesitas un traductor.
Por ejemplo: las instrucciones de montaje de tus proveedores chinos, una campaña publicitaria destinada a Portugal o la documentación en francés que te envían desde la sede de tu empresa en Francia.

Si deseas comunicarte oralmente con otras personas que no hablan tu idioma, entonces necesitas un intérprete.
Por ejemplo: una reunión con potenciales clientes, las negociaciones para un contrato, una conferencia de prensa o un congreso.

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Fuente: http://www.atanet.org/publications/getting_it_right.php

 

Historias de Intérpretes

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Los intérpretes traducen de un idioma a otro un mensaje oral; el verbo correcto para la labor que llevan a cabo es «interpretar». Incluye también a los intérpretes en lengua de señas. La diferencia con los traductores es que éstos traducen mensajes escritos, no orales.

Los intérpretes en todo el mundo brindan un servicio de vital importancia frecuentemente relacionado con la urgencia de situaciones extremas. Refugiados que llegan a países extranjeros cuyo idioma no conocen, zonas en conflicto de guerra donde los diferentes actores necesitan comunicarse superando las barreras del idioma, misiones humanitarias que actúan ante catástrofes naturales, y un sinfín de otras situaciones extremas que necesitan resolver la problemática de la comunicación entre hablantes de distintas lenguas demandan la presencia de intérpretes constantemente.

La profesión del intérprete busca que su trabajo sea lo más invisible y lo menos intrusivo posible, para que el mensaje pase desde el emisor al receptor rápido y sin interferencias. Pensemos en lo conmovedor e imprescindible de su trabajo.

Interpreters around the world provide a vital and increasingly visible service from global conflicts to local schools. They deserve our thanks.

Traducir una página web de inglés a español

Las personas se conectan a través de internet, las fronteras se amplían, los límites se extienden, surgen nuevas necesidades de comunicación y es entonces cuando la traducción resulta no solo necesaria, si no que se transforma en una verdadera aliada. Ya sea que tenga un mensaje que transmitir, una noticia que dar, un producto que vender o una necesidad que cubrir, es casi seguro que en algún momento intentará transmitirlo a través de alguna página web, redes sociales o blog. En inglés, español, o el idioma que sea, las páginas web se propagan y cada vez nos acercan más soluciones.

Cuando necesite traducir un contenido web, contacte a un Traductor profesional y especializado que le garantizará un trabajo de calidad y, sobre todo, confidencialidad. Intente no caer en la tentación de recurrir a herramientas online, estas solo sirven para resolver dudas inmediatas con traducciones aproximadas, de ninguna manera brindan traducciones acabadas, sin olvidar que muchas veces las traducciones que ofrecen las herramientas automáticas online son francamente embarazosas.

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