Source: Article Info The Lancet
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DOI: https://doi.org/10.1016/S2214-109X(19)30176-7
Profesión del traductor
DOI: https://doi.org/10.1016/S2214-109X(19)30176-7
El índice de traducciones de la UNESCO, que va acumulando el número de traducciones desde y hacia numerosas lenguas desde 1979, revela que las obras más traducidas son las que han aparecido, en este orden, en inglés, francés, alemán, ruso, italiano y español, con una gran ventaja de la lengua
inglesa sobre todas las demás, así como una amplia diferencia entre el francés o el alemán y el resto. Sin embargo, las más importantes lenguas de llegada de las traducciones son, por este orden, el alemán, el
francés, el español, el inglés y el japonés, especialmente las tres primeras.
En los siguientes gráficos se puede visualizar la cantidad de traducciones según lengua de origen y lengua de llegada. El idioma español es un gran generador de contenidos, tanto como de receptor de contenidos producidos en otros idiomas y que se hacen disponibles a través de las traducciones.
Fuente: «Atlas de la lengua española en el mundo», de Francisco Moreno Fernández, disponible online en: Fundación Telefónica España/Publicaciones
El macedonio Ognen Čemerski ha fallecido el pasado 25 de agosto a los 42 años. Se dedicó a la traducción, en los últimos tiempos impartía un máster en lingüística para la Graceland University de Iowa, y se le conocía también en sus círculos por ser un reconocido luchador de causas políticas y sociales. Pese a la indiferencia que suele causar (injustamente) su profesión, Čemerski era alguien especialmente querido en su tierra y consiguió serlo justamente por haber destacado en su campo: fue el hombre que le dio a su gente la traducción más fiel hasta hoy de la historia de Melville, y esa misión le llevó hasta 12 años de su vida.
Así lo cuentan desde la organización Global Voices, donde le han dedicado un cariñoso artículo a modo de obituario conmemorativo. Como aquí se cuenta, el libro de 1851 ya se había sido traducido al macedonio años antes, a partir de una versión serbo-croata (en realidad el macedonio se parece más al búlgaro que a este idioma), pero esta versión de uno de los clásicos más importantes de la literatura no había cuajado entre los lectores del país.
El macedonio, como hemos conocido a raíz de esta historia, carece de terminología marítima, y cualquiera que haya ojeado al menos un par de páginas de Moby Dick sabe que la novela es una continua exposición de términos de navegación y una defensa del modo de vida de los balleneros: yubartas, cabrestantes, tafetanes, gibas…
Por otra parte, la mayoría de la población macedonia ha vivido en los últimos tiempos en regiones sin litoral, sabiendo muy poco sobre el mar. ¿Cómo demonios podría alguien comprender la fiereza en** la lucha por el gran cachalote blanco** si proviene de una cultura que no tiene conceptos para definir lo que es un arpón?
Seguir leyendo en la publicación original: El lingüista que llevó a cabo la titánica tarea de traducir Moby Dick a un idioma sin términos marinos
La traducción publicitaria en el mundo de la moda es un interesantísimo tema de estudio. Aqui compartimos un pequeño trabajo de aproximación a las actitudes traductológicas observadas en una pequeña muestra de ellos, los anuncios que aparecen en las publicaciones de Vogue España y Francia durante un año, pero el estudio de este campo podría ir mucho más allá. Surgen interesantes preguntas que plantean desafíos comunicacionales para potenciar las ventas.
Publicidad, moda y traducción, tres campos no siempre relacionados pero con mucho que decir. Este trabajo hace un breve análisis de la publicidad como sistema de comunicación y de persuasión contextualizado en un mundo global, de la publicidad de moda en la revista Vogue como el perfecto ejemplo de publicidad internacional y globalizada, y de las posibilidades de traducción que se utilizan en este medio a la hora de trasladar un anuncio de moda de un país a otro centrándose en lo publicado durante el año 2013 en la revista Vogue en sus ediciones francesa y española, junto a las diferencias que se observan en el tratamiento lingüístico que se hace de la publicidad en ambos países.
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Compartimos aquí una maravillosa reflexión sobre el arte y la técnica de la traducción literaria, específicamente la traducción de poesía. Amantes de las lenguas, la poesía y la creatividad, disfruten la lectura.
Por Isabel Zapata
Carreteras que rodean montañas
porque no podemos
atravesarlas.
Eso es la poesía
para mí.
Eileen Myles
Abrir esta nota con una pregunta así, seguida por un poema (¡en traducción!) que intenta definir lo que es poesía, puede pasar por una provocación.
Tal vez lo sea.
O tal vez todo poema que merezca ser llamado así es una provocación.
George Steiner define la dificultad de la poesía como el contraste entre un acto de comunicación que toca al oyente en lo más íntimo y a la vez se mantiene opaco y resistente a la inmediatez. Pero si la poesía es difícil, la poesía en traducción es imposible.
Por involucrar una reinterpretación creativa del original, la traducción literaria es, en principio, una disciplina artística. Pero ese trabajo de interpretación, que es una forma de la imaginación, combina dos impulsos casi contrarios: el intento por mantener significados y la resignación…
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La expresión anglófona lost in translation indica los matices del significado necesariamente perdidos en el paso de una lengua a otra.
Una traductora, escritora e ilustradora llamada Ella Frances Sanders tuvo la simple idea de catalogar algunas –las más enigmáticas, las más misteriosas y las más impredecibles– de aquellas expresiones, sin importar de qué lengua proceden y con la única condición de que sean lo suficientemente extrañas. El libro se llama así, Lost in Translation, originalmente fue publicado en 2014 pero recién acaba aparecer en la Argentina bajo el sello El Zorro Rojo. El libro afronta a su modo, que siempre es un poco improbable, cincuenta palabras intraducibles. La explicación de cada término se corresponde con la ilustración, y entre las dos se consigue comunicar lo intraducible. Esta simple tarea abre un importante interrogante acerca de los límites del lenguaje y el poder de las imágenes a la hora de superarlos. Ciertas palabras –no importa si son adjetivos, sustantivos o verbos–, al no tener un término correspondiente unívoco en otra lengua, hacen que la traducción se convierta en algo equivalente a trepar una montaña embarrada. Y la razón es, en la mayoría de los casos, que lo que la palabra designa no tiene equivalente.
«El idiota», de Fiodor Dostoievsky, es una hermosa novela sobre un hombre esencialmente bueno, de nobles valores e inocentes intenciones que, puesto en un determinado contexto, da lugar a todo tipo de situaciones incongruentes dado lo inesperado de su naturaleza. El libro se publicó en 1869 en Rusia y luego fue traducido a muchos idiomas. Aquí presentamos las portadas de las traducciones al español y al inglés.
«The idiot», by Fyodor Dostoevsky, is a beautiful book about an essentially good natured man, with noble moral values and innocent intentions who, given a certain context, leads to all sort of incongruent situations due to his unexpected nature. The book was first published in Russia in 1869 and afterwards translated into several languages. Here are the covers of the translations into Spanish and English.
Autora/Author: Traductora e Intérprete Verónica Magán Laca
No es fácil que un escritor fantasma dé la cara. Al fin y al cabo su trabajo no se les reconoce oficialmente y viven de la discreción.
El término de «escritor fantasma» proviene del inglés gosthwriter y se utiliza para designar a aquellos escritores que trabajan en la sombra, por encargo para otras personas y que no firman sus textos ni se les reconoce como sus legítimos autores. Será el cliente, en cualquier caso, el que gestionará los derechos de autor y el que decida a nombre de quién irá el trabajo. El término de «negro», que a pesar de ser menos políticamente correcto es el usado en español para referirse a este fenómeno, proviene del francés. Según señalan los críticos Michel Lafon y Benoît Peeters en Escribir en colaboración fue usado en 1845 por Eugène de Mirecourt para desprestigiar a Alejandro Dumas padre.
Un ghostwriter o escritor fantasma es alguien que escribe un libro que saldrá publicado con el nombre de otra persona. No usa seudónimos, no aparece en el copyright, no firma ejemplares. El género más frecuente en el que se desenvuelven es el autobiográfico, en especial cuando se trata de personas públicas del mundo del deporte, la política, la música, la farándula.
Pero los ghostwriters también escriben discursos políticos, tesis universitarias, libros de historia, moda, medicina, gastronomía, jardinería, incluso ficción. Aunque carezca del oficio, cualquier persona de cualquier área puede publicar: sólo necesita contar con los recursos materiales como para contratar a quien esté dispuesto a hacerlo por él.
Si bien la prestación de estos servicios de escritura puede adoptar distintas formas legales, desde una perspectiva ética lo más simple y adecuado parece ser incluir en los derechos los nombres de las dos (o más) personas que colaboran en la obra: quien escribe y quien inspira.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/numero-cero/sacale-la-firma-historias-de-escritores-fantasmas-y-autores-ocultos
Fuente: http://lapiedradesisifo.com/2013/08/13/escritores-fantasmas-y-negros-literarios/