Los sonidos humanos transmiten las emociones con mayor claridad y rapidez que las palabras

Tan solo una décima de segundo es lo que le toma a nuestro cerebro comenzar a reconocer las emociones que se transmiten mediante vocalizaciones. No importa que los sonidos no verbales sean gruñidos de furia, risa de felicidad o llanto de tristeza. Lo que es aún más importante, los investigadores también han descubierto que prestamos más atención cuando una emoción (como por ejemplo felicidad, tristeza o enojo) se expresa mediante vocalizaciones que cuando la misma emoción se expresa en palabras.
Los sonidos humanos transmiten las emociones con mayor claridad y rapidez que las palabras. El cerebro usa sistemas/estructuras “más viejas” para procesar preferencialmente las emociones que se expresan mediante vocalizaciones.
Los investigadores consideran que la velocidad con la que el cerebro “etiqueta” estas vocalizaciones y la preferencia que les otorga a las mismas comparadas con el lenguaje se debe al rol potencialmente crucial que ha jugado la decodificación de sonidos vocales para la supervivencia humana.
Human sounds convey emotions clearer and faster than words
It takes just one-tenth of a second for our brains to begin to recognize emotions conveyed by vocalizations. It doesn’t matter whether the non-verbal sounds are growls of anger, the laughter of happiness or cries of sadness. More importantly, the researchers have also discovered that we pay more attention when an emotion (such as happiness, sadness or anger) is expressed through vocalizations than we do when the same emotion is expressed in speech.
Human sounds convey emotions clearer and faster than words. Brain uses «older» systems/structures to preferentially process emotion expressed through vocalizations.
The researchers believe that the speed with which the brain ‘tags’ these vocalizations and the preference given to them compared to language, is due to the potentially crucial role that decoding vocal sounds has played in human survival.
Link al estudio completo/Link to full story (Science Daily/McGill University): Science Daily/McGill University